Paradojas del fútbol: El que perdió y fue eliminado, se quedó más conforme porque sabe
que dio un par de pasos hacia delante en su preparación, en la búsqueda
del equipo ideal. Y el que salió vencedor y cerró la noche entre
festejos por haber avanzado de ronda, no debe estar demasiado satisfecho
con su rendimiento. Claro, en la diferencia de categoría entre uno y
otro, entre el favoritismo previo de local, y el mayor tiempo de
preparación puede estar la explicación. Ganó el que tenía que ganar, aunque no le sobró nada.
Por estar en la tercera división del fútbol argentino, con pretensiones de subir al Nacional B,
a Crucero siempre se le va a exigir más. Y a Brown, que armó un equipo
de última, mucho más modesto, hay que darle más tiempo, y atenuantes.
Pero lo curioso fue que, en varios pasajes del partido no se notó la
diferencia de jerarquía y de rodaje. Fue más peligroso –apenas- Crucero
en el PT y más incisivo en los último quince. Pero durante media hora
del complemento, el Verdirrojo, con la batuta de un claro y preciso Polaco Franco, manejó los ritmos del juego y hasta se apropió del balón.
Crucero quedó en deuda con su gente (“no podemos no ganarle a un equipo amateur” se quejaba un hincha) porque
otra vez le faltó juego asociado y variantes ofensivas. Desaparecido
del juego Derlis Soto y totalmente inoperante el enganche Martín
Martínez, apenas si tuvo un par de apariciones del Cuqui Marquez y las
corajeadas de Juan Cabrera cuando entró.
Y Brown, mucho más limitado en recursos, hizo un planteo táctico inteligente,
fue ordenado, neutralizó los circuitos del rival, y hasta se defendió
por momentos con la pelota. Claro que le falta más fluidez en la
creación y mayor peso arriba, aunque Julio Cáceres demostró que tiene grandes condiciones.
ES MÁS FÁCIL DEFENDER, AUNQUE NO ES SENCILLO HACERLO BIEN…
Hace
rato que venimos diciendo que el fútbol no tiene secretos y todo se ha
igualado para abajo. Lo demuestra la escasa diferencia entre la Primera División y la B Nacional.
Y quedó ratificado este miércoles en el duelo vernáculo. Si algunos
pensaban en una goleada de Crucero en la previa, se quedaron con las
ganas.
Se sabe, defender es más fácil que atacar,
aunque defender bien no es tan sencillo. Pero el Brown que aún está en
pañales, a 11 días de su debut en el Argentino B contra Mandiyú en
Corrientes, dejó en claro que será un hueso duro de roer.
Y eso que todavía no pudo contar aún con los defensores paraguayos
Daniel Cuellar y Arnaldo Miglio, con el volante José Deffilippi, y pese a
que aún le falta uno delantero –o dos- más de nivel.
En la primera parte su planteo fue muy temeroso, y por momentos fue superado, por un equipo colectivero que dispuso de apenas dos chances netas:
Un mano a mano de Caqui Márquez que desvió magistralmente Horacio
Galeano y otro remate frontal del Negro Brítez, apenas desviado.
Sorprendió que en ese lapso no encontrara la forma de vulnerar a la defensa visitante
un equipo colectivero que contaba con varios hombres de buen pie, como
el tucumano Martínez, Maxi Batista, Derlis, el Cuqui. Claro que hubo
allí una buena parte de mérito del equipo verdirrojo, que fue aplicado
en la marca, aunque abusó del pelotazo y le faltó claridad en la salida.
Y sorprendió aún más como en el ST la visita se
hiciera dueña del balón en el medio, con el andar inteligente y la
precisión del Polaco Franco, el buen despliegue de Maxi Sequera y
algunas cosas interesantes de Sergio Álvarez.
En ese lapso, por momentos se animó Brown y pudo haber anotado, cuando Matías Suirezs desvió increíblemente su remate, tras un borbollón en el área. También Álvarez asustó con un remate bajo.
SE CANSÓ EL VERDIRROJO…
Pero
la presión del Verdirrojo duró hasta el minuto 75, mientras tuvo
piernas. Desde allí, fue todo de Crucero, que hasta la media hora sólo
había tenido como llegada, un disparo alto de Márquez.
Pudo abril el marcador el local con un doble remate de Juan Cabrera y del propio Márquez, donde se lució magistralmente el Oso Galeano. También con un cabezazo de Tomasini, desviado.
Y a los 31 llegó el polémico gol de cabeza anulado al Cuqui,
porque el línea consideró que la pelota había salido tras el corner de
Troche. El nueve festejó alocadamente sacándose la camiseta –como
dedicando el tanto a alguien- y el juez le sacó la segunda amarilla, y a
las duchas. Pero enseguida el asistente Rodríguez le comunicó que el
tanto no tenía validez y eso pareció despertar al equipo colectivero, al menos en actitud.
Con
uno menos, fue al frente, arrinconó al rival que a esta altura ya hacía
tiempo y apostaba a los penales. Pero como el Verdirrojo se defendió
bien, casi no pasó sobresaltos, salvo en un remate desviado de Troche.
Después llegaron los penales, donde curiosamente dos arqueros “especialistas”
no pudieron atajar ningún remate. Y con mayor precisión, Crucero se
salvó del papelón en su casa en la primera ronda de esta atractiva Copa
Argentina. Ahora se viene Guaraní y seguramente la historia será diferente.